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ALFONSO JORDÁN, EL NIETO DE ALFONSO VI QUE FUE CONDE DE TOLOSA Y MARQUÉS DE PROVENZA

15 noviembre, 2013

Alfonso Jordán en el Cartulaire de la
Cité de Toulouse, ciudad a la que
concedió una especie de fuero
Hace algún tiempo os hablaba de Elvira de León, una hija de Alfonso VI que llegó a ser reina de Sicilia.  Hoy os quiero hablar de Alfonso Jordán, hijo de la otra Elvira que también fue hija de Alfonso VI. Por alguna razón, es un personaje prácticamente desconocido en nuestra tierra (ni siquiera tiene una entrada propia en la Wikipedia en español), a pesar de que aquí realizó buena parte de su actividad política y militar, y de que tuvo una vida digna de una película de Hollywood: nació en Tierra Santa durante la Primera Cruzada, llegó a ser señor del sur de Francia, destacó como valiente y osado caballero, y fue un aliado inestimable para su primo Alfonso VII.

Sus padres: Elvira y Raimundo IV.

Elvira Alfónsez (mal llamada hasta hace poco “Elvira de Castilla", ya que nunca aparece con semejante apelativo en las fuentes de la época), era hija ilegítima de Alfonso VI y su amante o concubina Jimena Muñoz, una noble berciana que prácticamente tuvo la consideración de esposa del rey leonés: como ejemplo de ello, baste decir que de 1093 hasta 1108 fue la señora del Castillo de Cornatel. Jimena y Alfonso tuvieron dos hijas: Teresa de León, que sería la madre de Alfonso Enríquez o Alfonso I, el primer rey de Portugal (aunque en algunas crónicas, como la “Historia Compostelana”, ella ya recibe el título de reina de Portugal); y la ya mencionada Elvira Alfónsez, que nació en torno a 1079. Nada sabemos de su vida hasta que es dada en matrimonio al poderoso Raimundo IV, conde de Tolosa y marqués de Provenza, y que por tanto controlaba el sur de la Francia actual. Raimundo había apoyado militarmente al reino de León, por lo que es posible que Alfonso VI lo recompensara con la mano de su hija, a pesar de ser ilegítima. Para el tolosano supuso su tercer matrimonio, pero fue el primero y único que no fue condenado por la Iglesia. No sabemos la fecha de la boda, aunque tuvo que ser en torno a 1094, porque se conserva un documento de Raimundo del 28 de julio de ese año que viene confirmado y firmado por “Alvira comitissa”

La Primera Cruzada.

Poco después de la boda, en noviembre de 1095, se produjo en Clermont el llamamiento a la Cruzada del papa Urbano II (1088-1099), y Raimundo IV fue de los primeros en responder y acudir con sus tropas, siendo uno de los dirigentes más importantes e influyentes que participó en la Primera Cruzada. Elvira lo acompañó en esta aventura por toda Tierra Santa, y no puede descartarse que lo hiciera secundada por cruzados leoneses, pues su presencia al menos consiguió un “efecto llamada”: en La Historia Compostelana hay varias cartas del papa Pascual II (1099-1108) prohibiendo taxativamente a Alfonso VI que sus súbditos fueran a la Cruzada: 

“velando por tu reino, y por las fronteras de tus aliados, hemos prohibido que vuestros soldados, a los cuales hemos visto, vayan a Jerusalén”.

El 15 de julio de 1099 la ciudad de Jerusalén cayó en manos de los cruzados tras un asedio, gracias en gran medida al esfuerzo y dirección de Raimundo IV. Las tropas cristianas le ofrecieron la corona real a él y a su mujer, con lo que se habrían convertido en los primeros reyes de Jerusalén, pero ambos declinaron el ofrecimiento, porque les parecía casi blasfema la idea de que hubiera un monarca en Tierra Santa, donde había vivido y muerto el mismísimo Jesucristo. Años más tarde, Raimundo construyó un castillo en el Monte Peregrino para atacar Trípoli. En esa fortaleza nació el que sería conocido como Alfonso Jordán o Alfonso I de Tolosa en 1103. Elvira y Raimundo eligieron el nombre en honor a Alfonso VI de León, y añadieron “Jordán” cuando lo bautizaron en el río homónimo. 

El conde niño. 

Raimundo IV murió dos años después, a consecuencia de un incendio en el castillo de Monte Peregrino, y es considerado el fundador del Condado de Trípoli.

Wikipedia

Como Alfonso Jordán apenas era un niño, se escogió como sucesor en este territorio a Guillermo Jordán, hijo de Guillermo I de Cerdaña. En 1108 Alfonso fue llevado a Francia, posiblemente en compañía de su madre. A pesar de ser todavía un niño, su medio hermano Bertrand (o Beltrán) lo nombró conde de Rouergue antes de partir a Trípoli para deponer al usurpador Guillermo Jordán, lo que consiguió en junio del año siguiente. Bertrand falleció en el año 1112, y fue sucedido en el condado de Trípoli por su hijo Pons (Ponce), y en el de Tolosa y el marquesado de Provenza por Alfonso Jordán. 

A pesar de su juventud, o precisamente debido a ella, en 1114 Alfonso sufrió la invasión de sus territorios por el duque Guillermo IX de Aquitania, que en teoría actuaba como regente. Pudo recuperar parte de su herencia en 1119, y la totalidad en 1123, pero en ese momento fue excomulgado por el papa Calixto II por haber expulsado a los monjes de Saint-Gilles, que se habían pasado al bando de Guillermo. Seguramente fue en esta etapa de su vida cuando su madre Elvira regresó a León, pues sabemos que en 1117 se casó por segunda vez en el seno de la Corte leonesa, con Fernando Fernández de Carrión, de quien se separó antes de 1121 tras haberle dado tres hijos. 

Alfonso Jordán también tuvo que hacer valer sus derechos sobre Provenza mediante las armas: su rival fue el conde Ramón Berenguer III de Barcelona, a quien acabó imponiéndose en 1125, convirtiéndose así en dueño y señor de los amplísimos territorios comprendidos entre los Pirineos al occidente, los Alpes al oriente, Auvernia al norte, y el mar Mediterráneo al sur. No debió ser mal gobernante, porque la época de su señorío, tal y como pasó con su abuelo Alfonso VI, dejó muy buen recuerdo en las crónicas, como si hubiera sido una especie de edad dorada. 

Alfonso Jordán en el reino de León.

Apoteosis de Alfonso VII, por Jesús Ybarzábal.
El caballero de la izquierda bien podría ser
Alfonso Jordán.
En 1126 Alfonso Jordán estuvo en León, presenciando la coronación real de su primo carnal Alfonso VII. No sabemos con qué fuerzas militares vino a nuestra tierra, pero desde el primer momento se puso bajo las órdenes de su primo, ayudándole ese mismo año a sofocar la rebelión de algunos nobles en la capital del reino: entre los jefes rebeldes estaba el noble castellano Pedro González de Lara, que había sido el último amante de la reina Urraca, y que siempre se había opuesto a que fuera sucedida por Alfonso VII, envenenando las relaciones entre madre e hijo. Aunque después de ser derrotado fue perdonado por el Emperador, Pedro se rebeló de nuevo en varias ocasiones y acabó pasando al servicio del rey de Aragón. Por esas curiosidades de la Historia, en 1130 este noble castellano retó a una justa a Alfonso Jordán durante el sitio de Bayona (¿querría una revancha de lo ocurrido en León?), pero Alfonso lo venció por segunda y última vez, ya que lo hirió gravemente en un brazo, y Pedro acabó muriendo a consecuencia de las heridas.

Años después sabemos que Alfonso Jordán regresó a Francia, porque en 1134 se hizo con el vizcondado de Narbona, aprovechándose de la minoría de edad de Ermegarda, la legítima heredera, aunque se vio obligado a devolvérselo en 1143 tras haber sido derrotado y hecho prisionero en una batalla.

Dinero de Alfonso Jordán acuñado en Narbona durante
la minoría de edad de Ermegarda. ANFOS DVX|NARBONE CIVI (Wikipedia)

En 1135 Alfonso regresó a Hispania, pues la coetánea Chronica Adefonsi Imperatoris nos dice que estuvo presente en la coronación imperial de Alfonso VII en León. En compañía de otros nobles de Cataluña, Gascuña y Francia (como Guillermo de Montpellier) se hizo vasallo del Emperador leonés, con lo que el autor de la Chronica pudo decir:

"et facti sunt termini regni Adefonsi regis Legionis a mari magno Oceano, quod est a Patrono Sancti Iacobi, usque ad fluuium Rodani”

Marcabrú
Es decir, que su Imperio llegaba desde las costas del Atlántico hasta el río Ródano. A Jordán lo acompañaba una pequeña corte de caballeros y lacayos, entre los que había varios juglares y trovadores gascones y provenzales. De estos últimos destacaba Marcabrú, que desarrolló su actividad entre 1130 y 1149, y que alcanzó fama en toda Europa: en varias de sus obras cantó la figura de Alfonso VII, como podéis leer en el artículo que dediqué a este tema. Es decir, que con Alfonso Jordán comenzó la tradición de las visitas de trovadores franceses a la corte leonesa. 

En 1141 Alfonso Jordán regresó a la Península para peregrinar a Santiago de Compostela, y tuvo tiempo para actuar como mediador en un conflicto surgido entre Alfonso VII y García VI de Pamplona, poniendo las bases de los acuerdos de paz entre ambos monarcas. 

En 1145 Bernardo de Claraval (el famoso San Bernardo) le escribió una carta en la que le mostraba su preocupación por ciertas ideas religiosas que estaban surgiendo en Tolosa y que eran claramente herejes. De hecho Bernardo estaba tan preocupado que viajó a la zona para predicar la doctrina católica. Se trataba en realidad de los primeros pasos de la herejía de los cátaros, que con el tiempo se convertiría en un enemigo formidable para la Iglesia de Roma. El caso es que la actitud indolente de Alfonso le costó una segunda excomunión papal. Tal vez por ello, o sencillamente por volver a su tierra natal, Alfonso Jordán se enroló en la Segunda Cruzada en 1146, y partió hacia Tierra Santa en el verano de 1147. Tras algunas escalas, llegó a Acre en 1148. Durante el viaje se ganó muchas enemistades entre sus compañeros. Murió en Cesarea al poco de desembarcar, y enseguida surgieron voces denunciando que había sido envenenado por la famosísima Leonor de Aquitania (la mujer del rey Luis VII de Francia), aunque otras señalaban a Raimundo, conde de Trípoli.

Alfonso Jordán dejó dos hijos varones: Raimundo, que le sucedió, y Alfonso, que recibió el nombre por la tradición familiar de su abuela materna.

Detalle de Alfonso Jordań en la 1ª página del Cartulaire de la Cité (Fte.: Wikipedia)


BIBLIOGRAFÍA

-AGUILERS, Raimundi de: Historia Francorum qui ceperunt Iherusalem, RHC, Historiens occidentaux, III. París, 1866.
-CASCHIFELONE, Cafari de: De Liberatione Civitatum Orientis. Liber XXIV.
-FALQUE, Enma: Historia Compostelana. AKAL, 1995.
-LIPSKEY, G. E.: The Chronicle of Alfonso the Emperor: A Translation of the Chronica Adefonsi imperatoris, with study and notes. The Library of Iberian Resources Online, http://libro.uca.edu/lipskey/chronicle.htm
-MARTURÉ, B.A.: Histoire des comtes de Touluse, Castres, 1828.
-SIBLY, M.D y SIBLY, W.A.:The Chronicle of William of Puylaurens: The Albigensian Crusade and Its Aftermath. Boydell Press, 2003.

EL CAMINO DE SANTIAGO Y LA MONARQUÍA LEONESA (IV)

30 noviembre, 2011

·Alfonso VI (1065-1109), el gran promotor del Camino. 

Poco antes de morir Fernando I, en el año 1065, tenemos noticias de una peregrinación masiva de gentes procedentes de Lieja (actual Bélgica), encabezados por el monje Roberto. Esta llegada de un gran grupo desde un lugar tan lejano constituye una prueba de que el Camino ya estaba cobrando fama más allá de los Pirineos. 
Situación aproximada a la muerte de Fernando I.
Fernando I dejó una herencia complicada, ya que dividió el reino de León entre sus hijos: a Sancho le dio Castilla, a Alfonso (el favorito) León, y a García Galicia. No hubo problemas mientras vivió Sancha, pero al morir ésta en el año 1067 comenzaron las tensiones entre los hermanos, sobre todo por parte de Sancho, que ambicionaba hacerse con toda la herencia paterna. Para dominar Galicia se cuenta que ideó un engaño: en el año 1071 fingió hacer una peregrinación a Santiago en compañía de varios caballeros, y cuando su hermano García salió a su encuentro para darle la bienvenida, ordenó a sus hombres que lo apresaran. Posteriormente se enfrentó a Alfonso, y tras varias maniobras nada limpias lo venció y le obligó a exiliarse en el reino moro de Toledo. Finalmente, tras coronarse en León como Sancho II, murió ese mismo año de 1072 mientras cercaba la ciudad de Zamora, que se mantenía fiel a Alfonso. Éste regresó desde Toledo y se hizo con todo el territorio que habían controlado sus padres. 

Alfonso VI 
Es revelador que el primer documento que se conserva de Alfonso VI tras su vuelta del exilio toledano tenga que ver, precisamente, con el Camino de Santiago, ya que consiste en la anulación de un portazgo que se cobraba a los peregrinos en el puerto de Valcarce, al pasar de la comarca leonesa del Bierzo al reino de Galicia. Alfonso afirma en el documento que lo elimina por la prosperidad no sólo de Hispania, sino también de Italia, Francia y Alemania, es decir, que ya estaban llegando grandes cantidades de peregrinos de esas naciones. 

El rey leonés seguirá manifestando esa preocupación por el Camino a lo largo de todo su reinado, construyendo y reparando puentes, hospitales, calzadas,... y concediendo ventajosos fueros a las poblaciones que se encontraban a su vereda. 

Según la leyenda, el contenido del Arca Santa procedía
 de 
Palestina. Alfonso VI la recubrió de plata repujada.
Seguramente también estaba en la mente de Alfonso la idea de aumentar las peregrinaciones cuando el 14 de marzo de 1075, en presencia de 6 obispos abrió solemnemente el Arca Santa de Oviedo: se produce el reconocimiento oficial de unas importantes reliquias que se mantenían “desde muy antiguo” en la iglesia de San Salvador en el interior de un arca que había llegado a Asturias desde Toledo en tiempos de la invasión musulmana del 711. La apertura del arca, y la enorme cantidad de reliquias que contenía (de Jesucristo, de la Virgen, de profetas, etc. etc.), consiguieron que muchos peregrinos comenzaran a desviarse del Camino Francés en León y se dirigieran a Oviedo para venerarlas, y luego continuaran hacia Santiago desde Asturias, naciendo así el llamado “Camino de San Salvador” o "Camino de Santiago Real".

El Camino de San Salvador.
Ante la llegada de peregrinos de todas las partes de Europa, se hizo evidente la necesidad de un templo más grande: en el año 1075 el obispo Diego Peláez y el rey Afonso VI acometieron la construcción de la catedral románica sobre la tumba del Apóstol, que no sería parcialmente concluida hasta 1122 (según el Codex Calixtinus). Un ejemplo del cosmopolitismo que estaba alcanzando Compostela lo tenemos en torno al año 1094, con la noticia del primer peregrino inglés conocido, Ansgot de Burwell. 

Sto. Domingo de la Calzada
Cuando Alfonso VI obtuvo la zona de la actual Rioja en el año 1076, una de las primeras cosas que hizo fue visitar a Domingo García, un eremita que se estaba haciendo famoso por su entusiasmo en mejorar las infraestructuras del Camino de Santiago, y que andando el tiempo sería conocido como Santo Domingo de la Calzada. El rey le concedió generosas donaciones y apoyó firmemente su labor constructiva, encomendándole muchas obras a lo largo de su vida. 

Sabemos que Alfonso peregrinó a Compostela varias veces en su vida, por ejemplo entre mayo y junio de 1088. Mostró una especial predilección por Sahagún, una villa en pleno Camino Francés a la que potenció con un fuero y la cesión a Cluny del monasterio dedicado a los santos Facundo y Primitivo. Allí pasó largas temporadas, convirtiéndolo prácticamente en una capital de invierno, y allí pidió ser enterrado.

Por el Camino circularon ideas de todo tipo. Un ejemplo fue el nuevo arte románico, firmemente impulsado por Cluny, y que recibió influencias de ambos lados de los Pirineos. Pero también circularon las innovaciones religiosas: como ya hemos dicho, a diferencia del resto de Europa occidental la Península contaba con el llamado rito hispánico, es decir, tenía su propia forma de celebrar las misas y otras manifestaciones religiosas. Esto disgustaba mucho en Roma, ya que podía propiciar un cisma, por lo que el papa Gregorio VII obligó a Alfonso VI a cambiarlo por el rito romano. Desde la actual Francia y siguiendo el Camino de Santiago llegó toda una legión de monjes y religiosos que se convirtieron en los obispos, abades, canónigos y demás altos cargos eclesiásticos que se encargaron de llevar a cabo esta reforma religiosa. Y es que en época de Alfonso VI llegó por el Camino una auténtica invasión de religiosos, soldados y nobles de distintas regiones de Francia: entre ellos se encontraban los primos Raimundo y Enrique de Borgoña, que vinieron a ayudar en las luchas contra los invasores almorávides y fueron casados con Urraca y Teresa, hijas del rey leonés. 

Unido al cambio de rito llegó el cambio en la forma de escribir: hasta el siglo XI en el reino de León se usaba la escritura visigótica, pero a partir de entonces se fue introduciendo la que era propia de tierras francesas, llamada letra carolina. Ésta comenzó a entrar en el reino leonés en el siglo XI por el oriente, es decir, por Castilla, y su implantación contó con la ayuda de diversos factores, como la influencia que tuvieron en la corte leonesa las mujeres de origen francés de Alfonso, así como los monjes y soldados provenientes de más allá de los Pirineos. El Camino de Santiago también jugó su papel en la difusión de la nueva letra, ya que a lo largo de él fueron surgiendo poblaciones de francos que preferirían su propia letra a la visigótica nativa. Y por último hay que tener en cuenta el factor religioso: la letra visigótica se identificaba con el rito hispánico, por lo que Alfonso se esforzó por implantar la carolina, viéndose ayudado en esta tarea por sus aliados cluniacenses. En el año 1090 convocó un concilio en León en el que, entre otras cosas, decretó el uso exclusivo de la letra carolina en los libros litúrgicos. A principios del siglo XII ya había conseguido imponerse en todo el reino, salvo en reductos de Galicia y Portugal, donde en algunos casos siguió empleándose hasta el siglo XIII.

Gregorio VII.
Alfonso VI de León se intituló “Emperador de toda Hispania”, especialmente después de la conquista de Toledo en 1085, pero no consiguió que ese título imperial le fuera reconocido fuera de la Península Ibérica. Y quizá Santiago de Compostela fuera una de las razones por las que el papa Gregorio VII se negara a reconocérselo, ya que no le parecía muy oportuna la existencia de un imperio con una sede religiosa que podía hacer sombra a Roma, y que además seguía un rito propio (el rito hispánico, mal llamado mozárabe), en vez del rito romano del resto de Europa. El Cisma de Oriente de 1054 (separación iglesia católica/iglesia ortodoxa) todavía era una herida demasiado fresca, y además el Papa estaba luchando cada poco contra el Emperador Enrique IV en lo que se llamó “la Querella de las Investiduras”. En definitiva, no estaban las cosas para andar reconociendo más emperadores. 

Que Roma observaba con suspicacia a Santiago era algo más que evidente. Ya vimos que el papa León IX excomulgó al obispo Cresconio en 1049 por utilizar el título de “Obispo de la Sede Apostólica”. Pero la Historia Compostelana también nos transmite otro desplante que hizo un obispo de Santiago a un grupo de legados enviados por Roma: dicho obispo (del que no se dice el nombre) se negó a recibirlos y dijo:

“Id a los cardenales de esta iglesia [de Santiago] y que muestren ellos tanta obediencia y veneración a los cardenales de la iglesia romana, cuanta después los cardenales romanos hayan de proporcionarles en Roma por su parte”. 

Toda una muestra de falta de tacto diplomático que se convirtió en un escándalo. Aquello quería decir que la iglesia compostelana se veía casi con la misma categoría que la romana, lo que provocaba los lógicos recelos de los papas ante tamaña soberbia. La propia Historia Compostelana dice que fue una de las principales razones por las que se retrasó tanto la conversión en arzobispado. 

En 1105 Alfonso VI concedió a Compostela un privilegio importantísimo que en principio estaba reservado al rey: acuñar moneda. Ello supuso una nueva fuente de riqueza para el obispado, pues suponía la recaudación de nuevos impuestos. 

Como postrera muestra de amor por el Camino, Alfonso VI viajó nuevamente a Compostela en 1108 "sub habitu peregrinationis", después de haber recibido la vara de peregrino. Murió al año siguiente, dejando como sucesora a su hija Urraca. 

Alfonso se esforzó en garantizar la seguridad del Camino, y parece que lo consiguió, si creemos la afirmación de la Crónica de Pelayo, obispo de Oviedo:

“En sus tiempos una mujer podía recorrer sola los caminos, cargada de oro, sin que nadie se atreviera a tocarla”.

PAYS DE LÉON: EL PAÍS LEONÉS DE LA BRETAÑA FRANCESA

13 abril, 2010

Ya os conté en una entrada anterior que cuando Tere y yo visitábamos la Bretaña francesa descubrimos con sorpresa que la zona en la que más tiempo estuvimos se llama, curiosamente "Pays de Léon" o "Pays du Léon". Hoy os quiero hablar un poco más de esta región histórica bretona que tanto interés nos despertó.

LOS LÍMITES Y LA GEOGRAFÍA DEL PAYS DE LÉON
Se encuentra en el Finisterre francés (Finistère). Limita al este con el río Morlaix (Dosen en bretón), que al igual que nuestro Órbigo nace de la confluencia de otros dos ríos (el Queffleuth y el Jarlot); y al sur sus fronteras las constituyen las estribaciones de las montañas Arrée y el río Élorn. Al oeste y al norte está flanqueado por el Mar de Iroise y el Canal de la Mancha (océano Atlántico).

El terreno es una meseta granítica cuyo relieve está marcado por los valles de las rías ("aber" en bretón) y la bahía de Morlaix y la rada de Brest.

EL NOMBRE: ORIGEN Y EVOLUCIÓN
El Pays de Léon también es conocido simplemente como Léon, Léonais, o incluso Loonois, aunque se llama "bro Leon" en bretón. Se discute el origen de su nombre, aunque según una hipótesis el Léon bretón proviene de la evolución del topónimo "Castellum Legionis", debido a que posiblemente hubo una legión romana estacionada en la actual ciudad de San Pol de Léon.¿Os suena la historia?

ESCUDO Y BANDERA

EL DIALECTO LEONÉS
Como en gran parte de Bretaña, la lengua tradicional de Léon es el bretón, una lengua céltica muy emparentada con el galés, aunque con grandes influencias léxicas del francés. En la actualidad se está tratando de impulsar su uso en toda Bretaña, incluso en zonas donde nunca se habló, y por ello es habitual encontrarse carteles bilingües por todas partes.

Existen cuatro dialectos del bretón: el vannetés (Vannetais o Gwenedeg), el cornuallés (Cornouaillais o Kerneveg), el tregorés (Trégorrois), y... el leonés (Léonard). En realidad, salvo el vannetés, todos estos dialectos son la misma lengua con distinta denominación territorial (caramba, esto también me suena...). En leonés, Léon se pronuncia [leun], con una "n" final muy nasal.

HISTORIA
Sería muy complejo detallar la historia del Pays de Léon o incluso de toda Bretaña. Baste decir que el territorio que nos ocupa fue vizcondado, diócesis, baronía, bailía y provincia fiscal. Algunas curiosidades históricas:
  • ·El obispo de Léon también ejercía de vizconde. 
  • ·Se piensa que Léon pudo ser el reino leonés (lyonesse) del semilegendario Tristán del ciclo artúrico. 
  • ·El vizconde Hervé I de Léon participó en la Cruzada de 1096.
  • ·Léon era una de las siete baronías de la Bretaña del s. XII. 
  • ·En 1325 se fundó en París el Colegio de Léon, para formar a los clérigos más prometedores de la diócesis. 
  • ·El vizcondado leonés pasó a manos de Alain VIII de Rohan en 1372, tras la muerte de su madre, que era hija de Hervé VIII de Léon. 
  • ·En 1375 los ingleses tomaron la capital, Saint-Pol-de-Léon, en el transcurso de la Guerra de los Cien Años. 
ATRACTIVOS TURÍSTICOS
Por un lado está la capital, Saint-Pol-de-Léon (que tampoco visitamos), famosa por su catedral (hmmm) y el campanario de la capilla de Kreisker, que debió funcionar como sede del concejo municipal o ayuntamiento. La ciudad ha perdido mucha importancia, y ya apenas alcanza los 7000 habitantes, aunque los leoneses o leonards, con cierto orgullo, siguen considerando que es la auténtica capital del Finisterre Norte, en lugar de la "advenediza" Brest.

Por otro lado, en el Pays de Léon se encuentran algunos de los más impresionantes menhires de Bretaña, como el gigantesco Menhir de Kerloas (el más grande de todos). Léon también cuenta con algunos de los mejores y típicos recintos eclesiásticos, como el de Sizun. Os dejo sendas fotos de Tere.

Si os interesa ampliar información turística sobre el Pays du Léon, visitad esta página. Como toda Bretaña, es un país digno de ver y visitar. Además, siempre es una gozada ver escrito "Pays du Léon" en los carteles, la publicidad institucional, etc.

GASTRONOMÍA
El kig ha Farz es el plato tradicional del país. Kig ha Farz significa "relleno de carne" y dicen que resulta un plato de lo más completo, y que es muy parecido a un cocido, aunque por desgracia no pudimos comprobarlo durante nuestro viaje.

LÉON EN BRETAÑA (EL OTRO PAÍS DE LEÓN)

21 agosto, 2009

Tere y yo llevamos unos días recorriendo la patria chica de Astérix y Obélix, es decir, la Bretaña francesa (Bretagne o Breizh para los lugareños), y aunque estamos haciendo un montón de kilómetros no nos cansamos de ver maravillas. Por ejemplo, hoy mismo hemos visto varios de los impresionantes menhires con los que el buen Obélix se ganaba la vida en su aldea. La nota curiosa del día ha sido descubrir que aquí existe una comarca llamada Pays-de-Léon (con su correspondiente Coste-de-Léon), así como una crèpe del mismo nombre que me acabo de zampar hace cosa de una hora. Sus ingredientes son: huevo duro, lechuga, tomate y una alcachofa. Os dejo unas fotos de todo ello para que quede constancia

DE VUELTA AL PÉRIGORD

13 octubre, 2008

Tere y yo decidimos aprovechar el puente de este fin de semana, y nos fuimos con unos amigos a Francia, aunque fue un viaje sorpresa para ellos, ya que creían que nos íbamos a Portugal. Concretamente volvimos a visitar el Périgord Negro (o Bajo), usando Sarlat como base de operaciones. Regresamos a la cueva de Rouffignac (esta vez con explicación de lujo en español), conocimos el castillo des Milandes (donde vivió Josephine Baker), merodeamos por Le Roque Saint Christophe, etc. Ya habíamos estado allí con anterioridad, pero visto que no podíamos dejar de pensar en ese paraíso terrenal, salimos el viernes bien temprano, y etsuvimos allí hasta esta mañana. Por desgracia, esta vez no pudimos pasar por Touluse para visitar a los amigos. Tampoco tuvimos acceso a Internet, por lo que no he podido seguir "en vivo" el debate que surgió en la entrada anterior. Os dejo una foto que hice con el móvil de la plaza de Sarlat, con la Catedral de fondo.